lunes, 17 de octubre de 2011

DESMONTANDO VIEJOS MITOS: SOBRE LA "DOMINANCIA"

 
"Los perros necesitan aprender a responsabilizarse de sus actos y esto solo se consigue permitiéndoles experimentar con mayor libertad" 
(Nicolás Planterose en la conferencia "Reflexiones acerca de la teoría de la dominancia").

El pasado 14 de septiembre Udols ha retomado su exitoso ciclo de conferencias. Como suele ocurrir en las actividades convocadas por Udols  el público asistente era abundante y  atento.  Salimos, tras algo más de dos horas, encantados y un poco más sabios. Agradecemos su esfuerzo y  de nuevo hay que felicitar a las responsables por su tino a la hora de proponer ponentes y temas. Como ya hicieron Olga Porqueras, Lluís Homedes o Santi Vidal, Nicolás Planterose, con sus palabras y su actitud nos convenció de la oportunidad de sus planteamientos.
En un momento de eclosión mediática de adiestradores “milagrosos”, que usan técnicas obsoletas que no benefician a los perros, vale la pena profundizar en  otro modo de hacer. Los especialistas que sí se preocupan de fluidificar las relaciones de los humanos con los canes de los que son responsables estudian, leen, experimentan y de un modo respetuoso promueven un cambio de paradigma.Comprendiendo mejor el lenguaje de los perros, mejorando las condiciones en las que viven e integrando los elementos del adiestramiento en positivo incrementaremos el bienestar global.

Nos contó Nicolás Planterose como en escritos e investigaciones científicas de los años 40 llevadas a cabo por Rudolph Schenkel se afirmaba que la organización natural de los lobos era jerárquica, casi militar. El individuo o individuos "alfa" dominaban al resto que se mantenían sometidos. El elemento rector era la potencia física. No fue hasta los años 60 que triunfó éste enfoque a nivel general, a través de la divulgación que del mismo hizo David Mech en sus escritos. La misma persona años después, y tras trece veranos observando los lobos del ártico, tuvo que reformular su visión. Al no estar los individuos agrupados artificialmente ni estar restringidos a un espacio acotado los lobos se comportan de un modo más similar a una familia humana. Los comportamientos eran colaborativos y orientados a la austeridad emocional. Se sigue al miembro de la manada que tiene una iniciativa que los otros entienden como positiva para el grupo, y se han podido observar movimientos de sumisión pasiva y sumisión activa como mecanismos de evitación de conflicto. Ahora mismo hablar de "dominancia" resulta contraproducente porque es una palabra demasiado cargada del sentido otorgado por el viejo modelo y origen de muchos malos entendidos en las relaciones entre humanos y sus perros. Conseguir que se cambie el actual modelo de "sumisión" total del perro a las órdenes del dueño que actúa como "lider" por otro modelo que apueste por la colaboración y el respeto entre ambos aún llevará muchos años de trabajo, hasta conseguir que la idea sea aceptada de forma más generalizada.

Pero Nicolás Planterose no sólo habló de lobos sino que nos ilustró sobre cómo tratamos a los perros, nuestros sufridos compañeros. Parece que hay más estudios sobre los lobos, que sobre esos seres que a pesar de ser tan cercanos y cotidianos carecen aún de un corpus científico teórico suficientemente armado. Sin dar a la ciencia la categoría de saber absoluto no puede restarse su potencial como garante de una aproximación rigurosa. Nos contó con ternura cómo tratamos a los perros y no pudo negar que la ignorancia nos ha hecho hacer a todos cosas con ellos de las que nos arrepentimos. El entorno que compartimos con los perros y nuestras actitudes hacen que sea mas frecuente que nunca ver a perros estresados. Los perros urbanos del siglo XXI están soportando una presión excesiva por el mismo control que exigimos para prevenir un posible accidente, o ajustarse a nuestros standards, lo que les impide desarrollarse de una manera adulta y madura, experimentando con el entorno. Nicolás Planterose con una tranquilidad desafectada nos explicó que no se marcaba ejercicios específicos, que a veces para mejorar la calidad de vida de los perros, y más los estresados, valía con “permitir espacios y experiencias nuevas”, exploraciones no frenadas por un “NO” con las “que puedan aprender a manejarse y nosotros aprendamos a lidiar con nuestros propios miedos".

Un asistente, en el turno de preguntas, manifestó que después de 30 años trabajando con animales aquella había sido la conferencia más bonita e interesante a la que había asistido nunca. Nicolás Planterose enrojeció, y el resto de oyentes aplaudieron. No se pudo resumir mejor.

 

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